Nuevo panorama
María Cristina Schröder de Bruzzo, ex diputada provincial y ex presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara baja, hace un balance de las expectativas trazadas tras su aplicación. Enumera cambios necesarios para alcanzar la meta de inclusión.
Corrientes, junto a las demás jurisdicciones argentinas, inició en este período lectivo “un nuevo secundario”, que más que nuevo significa el retorno a la vieja estructura educativa que unificaba el nivel. Así lo decidieron las máximas autoridades del país y el responsable de la cartera educativa a nivel nacional. María Cristina Schröder de Bruzzo, ex diputada provincial y ex presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara baja, actualmente docente en la ciudad de Bella Vista, hizo un pormenorizado análisis de los beneficios, similitudes y exigencias que llegan de la mano de este histórico cambio, sin dejar escapar algunas críticas.
Priorizó en su enfoque la necesidad de restaurar el rol docente y su formación. Hizo hincapié en que su tarea no se extienda al de asistencia, sino que se limite al de educar. Habló también del uso de nuevas tecnologías y de la necesidad de que el alumno aprenda “en el pensar, en el hacer y en el estar con el otro”.
“En relación a la organización institucional y pedagógica, a partir de este año se unificará en todo el país la escuela secundaria, con un ciclo básico y un ciclo orientado, que otorga el título de Bachiller con diez orientaciones (Ciencias Sociales y Humanidades, Ciencias Naturales, Economía y Administración, Lenguas, Arte, Agro y Ambiente, Turismo, Comunicación, Informática y Educación Física) y el título de Técnico para escuelas técnicas y artísticas”, dice el comunicado oficial del Ministerio de Educación de la Nación que anuncia la transformación del sistema, mencionando así “nuevos formatos de las materias, con las disciplinas clásicas ‘achicadas’ y pruebas evaluativas diferentes”, analiza la ex funcionaria.
Asimismo, considera interesante que la propuesta de la cartera sostenga que los recursos se destinarán a pagar horas institucionales para tutores, coordinadores de cursos y docentes que brindan clases de apoyo extraescolar con el objetivo de ofrecer instancias de aprendizaje durante todo el año, fuera del tiempo de las clases, para que estas nuevas figuras de adultos puedan acompañar las trayectorias educativas de todos los alumnos, especialmente de aquellos que están en riesgo educativo. “En tanto esté bien implementado; y los directivos de los colegios tengan libertad de disponer de los mejores perfiles profesionales, esto resulta interesante para lograr la mentada educación inclusiva y de calidad”, consideró María Cristina Schröder.
Criticó sin embargo el objetivo central de esta política educativa que pretende reducir el abandono escolar, generando una educación inclusiva con la implementación de medidas para cumplir con la asignación universal por hijo, la protección social que contempla una responsabilidad educacional por parte del beneficiario a fin de lograr la incorporación de los jóvenes que se encuentran fuera del sistema educativo. “Esto está muy lejos de la meritocracia, de la conciencia del esfuerzo que deben tener alumnos y padres. Si bien en el discurso se habla de no facilitación, las medidas no apuntan a formar conciencia del esfuerzo que requiere el aprender, el apropiarse de conocimientos, del saber necesario tanto intelectual, como afectivo, ético y cívico”, opinó.
Agregó al respecto que no sólo se debe pensar en el residuo cognitivo que dejan las nuevas tecnologías que impactan de manera superlativa en los niños y jóvenes; “lo que no tiene por qué desecharse pero sí colocarse en justo lugar porque se aprende en el pensar, en el hacer, en el estar con otros y se forman actitudes con la reiteración de conductas positivas. Mal puede ese adolescente desmotivado, aprender si no ve y vive reiteradamente conductas positivas, adecuadas a la convivencia”.
Dijo que para esto se requiere de cuadros docentes altamente preparados en saberes científicos y “no en atender recurrentes problemas alimentarios, de abusos y violencia familiar”. El sistema formador requiere de algunos ajustes, sostuvo.
Identidad docente
También la cartera nacional señala en su página oficial que desde el 2007, “el acompañamiento a docentes noveles constituye una de las funciones del sistema formador de la República Argentina según lo establecido por el Consejo Federal de Educación. En este sentido, el Instituto Nacional de Formación Docente impulsa una línea de acción específica destinada a acompañar a maestros y profesores principiantes, siguiendo como premisa fundamental la construcción de la identidad docente en los primeros desempeños profesionales diferenciándose de las experiencias transitadas en la formación inicial”.
Estas medidas son buenas, expresó la ex diputada, en tanto ese apadrinamiento sea bajado luego a los institutos formadores, poniendo a docentes experimentados esa labor, “que oriente, corrija, reoriente, proponga cambios, alternativas. Y aquí, sirve parafrasear a un gobernante vecino cuando dijo que una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo. Esto es lo central”.
Para esto es necesario recuperar “modos de hacer”, “que dieron resultado en otros tiempos, adecuándolos a las nuevas infancias y, las nuevas juventudes, con un profesional de la educación que se sienta tal, porque su formación es de excelencia y con padres que acompañen el proceso formativo entendiendo cuál es su rol. Lo demás se dará por añadidura”.
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