Un rendimiento académico satisfactorio depende, en gran medida, de la efectividad de sus jornadas de estudio. En muchos casos, los alumnos fracasan en esta actividad porque carecen de hábitos adecuados de trabajo, fallan en las técnicas instrumentales esenciales o carecen de la suficiente motivación. Si se detectan estas u otras dificultades de estudio, es preciso actuar a tiempo y corregirlas para que no se intensifiquen a medida que avanzan en su trayectoria escolar.
Por MARTA VÁZQUEZ-REINA
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