(Gómez Palacio, Durango, EEUU Mexicanos)
En el marco de la inauguración del VI Congreso Regional de La Enseñanza de Las Matemáticas “Ingeniero Rogelio Luna Hernández”, el presidente de Gómez Palacio, Mario Alberto Calderón Cigarroa reconoció que el conocimiento es la base del éxito y exhortó a los jóvenes con deseos firmes de triunfar, a prepararse para saber enfrentar los grandes retos que los tiempos actuales demandan.
En la inauguración, a cargo de la primera autoridad de Gómez Palacio, estuvieron presentes el Subsecretario de Educación Región Laguna de Durango, Miguel García Mesta, así como el Subsecretario de Educación Región Laguna de Coahuila, José de Jesús Rentería Medina.
Uno de los objetivos del citado Congreso, desarrollado en la Academia Villa de Matel, es continuar con la capacitación y preparación de todos aquellos profesores de Matemáticas desde el nivel preescolar hasta el nivel de Preparatoria y ofertar siempre un mejor nivel de enseñanza para todos los estudiantes.
Es indudable que con este tipo de eventos, se mantiene la actualización y ejercicio de los profesores lo que beneficia también el nivel de enseñanza y la preparación que dan a su alumnado.
Por consecuencia se obtiene una sociedad constituida con seres humanos mejor preparados y en constante transformación, concluyó Calderón Cigarroa, quien deseó a todos los jóvenes éxito en su lucha por alcanzar una mejor forma de vivir.
Recibido de RazonEs de Ser - EEUU Mexicanos
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El niño y la televisión
LA PANTALLA CHICA
EN LA FORMACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES.
HAY PROGRAMAS QUE EDUCAN ACORDE A LO QUE SE DICTA EN LA ESCUELA. OTROS LO HACEN EN SENTIDO CONTRARIO.
PREJUICIOS, VIOLENCIA Y MARKETING INFANTIL
REAVIVEN EL DEBATE.
EL ROL DEL ESTADO Y EL CONTROL FAMILIAR.
Desde que la televisión es el medio masivo por excelencia y de acceso común en todos los hogares, no hay duda de que los chicos eligen como referentes a los ídolos de la pantalla, a veces, antes que a sus padres o maestros. ¿Cómo era ese refrán del chancho y las culpas?
La tele se sienta en el banquillo de los acusados y los especialistas se prestan a emitir sentencia.
“La tele no afecta necesariamente de manera negativa a los chicos en la medida en que se controle la cantidad de tiempo que pasan frente a ella y la calidad de los programas que ven”, sostiene la psicopedagoga Gabriela Lima, experta en la relación entre infancia y medios.
Pero la discusión no se disipa en la medida en que algunas investigaciones indican que los chicos pasan muchas horas con el televisor encendido y, en general, no eligen programación adecuada para su desarrollo psicoevolutivo.
Según una encuesta solicitada a la Universidad de Lomas de Zamora por el Comfer para el 2008, en la zona metropolitana el 60 por ciento de los chicos pasa más de tres horas diarias mirando TV, y el 70 por ciento de los adultos no cree que la pantalla chica aporte en la educación de sus hijos.
“En los más chiquitos se advierte una clara influencia de algunos programas en las relaciones entre los chicos, y una marcada adultización de las conductas sexuales”, sostiene Mariana Smibiansky, directora del Jardín Sarmiento del barrio de Villa Crespo, en donde se inició este año un proyecto especial sobre las producciones audiovisuales. “Si las chicas de cinco años sólo juegan a ‘las divinas y las populares’ y eso repercute de manera negativa en sus vínculos, o si un niño quiere practicarle sexo oral a otro, se hace necesaria una mirada crítica de la tele, traerla a la escuela, debatirla y analizarla con ellos”, sostiene Smibiansky, apoyándose en la experiencia al frente de su institución.
La preocupación sobre los contenidos de los programas no es menor ni pasajera: mal que les pese a unos cuantos, la mayoría de los niños maneja el control remoto en su hogar y elige sintonizar las novelas teen, las series del prime time y acceden con frecuencia a los bailes e imitaciones de ShowMatch; un menú televisivo que no repara en explicaciones didácticas, contenidos acordes para la infancia, e incluso muchos de ellos se transmiten en horario de protección al menor.
Controlar, permitir, educar, acompañar, ocupar el lugar de padres. Acciones que presentan dilemas y abren debates.
La socióloga Susana Velleggia, especialista en televisión educativa, tiene una mirada sumamente crítica hacia los programas que ven los más chicos: “La televisión siempre educa a las personas en materia de valores, prácticas o hábitos, y hay algunos programas que ‘educan’ pero en un sentido directamente opuesto al que pretende la escuela”, apunta la presidenta de la Asociación Nueva Mirada, que trabaja en el desarrollo de contenidos audiovisuales para niños.
Y el cuestionamiento toma forma de demanda cultural cuando se plantea el lugar en que la tele ubica a los chicos. “Pareciera que está desapareciendo el concepto de infancia, que ser adulto o niño es lo mismo, y en ese sentido, los chicos se han vuelto objetos y sujetos de consumo”, señala Smibiansky, en consonancia con la visión de Velleggia, que ha iniciado una exhortación al Comfer para que intervenga en algunos envíos televisivos: “La sexualización compulsiva de la TV propone a los niños como ‘objetivo para los adultos’ y eso es violencia simbólica y vulnera la Convención de los Derechos del Niño”.
Ante la falta de indagaciones cualitativas y de contenidos de la tele en la Argentina, es pertinente citar estudios producidos en otros países.
En España, una investigación arroja una relación estrecha entre la sexualización temprana que imprime la televisión y el adelantamiento del ingreso de los chicos en el mercado de ropa, cosméticos, accesorios y música. Creer, reventar o cambiar de canal.
Y al cambiar de canal, si la TV sintoniza el cable, pueden encontrarse con muñecos, viajes, ciencias y colores que se despliegan en la producción de Paka Paka, el segmento infantil de la señal Encuentro, perteneciente al Ministerio de Educación.
“Nosotros trabajamos sobre la base de una serie de principios en donde caracterizamos a los chicos como seres pensantes, inteligentes, que les interesan muchas cosas. Les proponemos mirar, ver y aprender en el mejor de los casos”, cuenta Miguel Rur, productor general del envío infantil. Ignacio Hernaiz, director del canal, remarca que “los niños y los jóvenes siempre son objeto de debate por su educación, su participación en las sociedades, sus acciones responsables o delictivas, sus pensamientos y los valores que los impulsan. Y en muchas de esas ocasiones son mirados desde un lugar de prejuicio y sobrestimación, desconociendo por completo la realidad que los envuelve. Nuestro objetivo es modificar esa mirada y cambiar el lugar de ‘objeto’ cautivo que ciertos estratos quieren imponer”. Rur no se abstiene de participar en el debate sobre lo que produce la pantalla chica: “La TV es, en general, un comercio y los programas están para justificar la publicidad. El espacio que quiere vender cosas es incompatible con la educación y el libre pensamiento”, concluye.
El ensayista italiano Umberto Eco divide a la humanidad entre “apocalípticos e integrados”; los que ven a los medios masivos como la “anticultura”, frente a los que sienten que estos son una “magnífica generalización de la cultura”.
Ni apagar la tele para siempre ni mantenerla prendida todo el día parecen respuestas convenientes. Por lo que la pantalla brinda y lo que hay fuera de ella, unos y otros deberán saber que de cualquier manera se están perdiendo de algo.
Por Esteban Kraizer
Fuente: Veintitres
Más información: http://www.elargentino.com/
El profesor universitario del siglo XXI
En la sociedad de siglo XXI, han ocurrido vertiginosos cambios en el campo de las ciencias y la tecnología. Se han impuesto nuevos modelos económicos, lo que ha dado origen a la globalización, lo cual constituye una respuesta al neoliberalismo, esto es nuevo mercado, competitividad, individualismo, la revolución de la tecnología de la información y sobre todo, la privatización de las empresas estatales. Vivimos en un nuevo mundo, donde el pensamiento neoliberal parece adueñarse de nuestras sociedades, dado que no solo incide en la vida económica, sino que abarca otras dimensiones como la educación, la cultura, la política, la ciencia y la tecnología, entre otros.
Todo lo anterior significa que los individuos tenemos que convivir dentro de estos nuevos paradigmas de la sociedad, de allí que la educación universitaria tiene un gran reto que enfrentar. Nuestros jóvenes deben prepararse para atacar los desafíos del siglo XXI. Pero ello es posible, en la medida en que nuestras universidades asuman su rol dentro del contexto social como instituciones de educación superiores. Las universidades tienen la responsabilidad de formar profesionales capaces de enfrentar los problemas del entorno. No se puede negar que se requiere de una nueva visón del mundo y de la humanidad. Es urgente realizar una reingeniería del humanismo.
Para imprimir los cambios pertinentes de la sociedad del siglo XXI, es imprescindible el papel protagónico del profesor universitario, porque de todos los actores de este sistema, él constituye la columna vertebral de los cambios que inciden en la formación de los futuros profesionistas de la nación. Las universidades, sin el concurso de los profesores, no podrían desarrollar sus objetivos como instituciones de educación superior. Sabemos que la responsabilidad de la educación universitaria, no solo descansa en el profesor, sino que es una responsabilidad institucional que debe formar parte de la agenda de todo estado.
Es innegable el compromiso que tiene el profesor en la formación directa de los estudiantes que acuden a las aulas universitarias. Por ello, si se quiere lograr fortalecer, desarrollar y robustecer las bases culturales, valores, identidad, competencia y pertinencia, es menester que el profesor universitario esté consciente de su responsabilidad como actor fundamental de este proceso de transformación en la educación. En consecuencia, el trabajo del profesor universitario en el contexto del siglo XXI debe ser de excelencia académica.
Para alcanzar la excelencia de la enseñanza universitaria son muchos los factores de carácter institucional y administrativos que inciden en el quehacer académico, no obstante, todos coincidimos en que el trabajo del profesor universitario es la clave para alcanzar el éxito. De nada vale que se doten de tecnologías, laboratorios, bibliotecas y recursos científicos las universidades, si la actitud del profesor es de indiferencia frente a los retos que tiene que enfrentar en una sociedad donde la información y la actualización de los conocimientos están al alcance de los estudiantes.
Este planteamiento nos lleva a focalizar la atención en la actitud de compromiso que le corresponde al profesor universitario dentro del contexto social del siglo XXI. En este sentido, es innegable que todo docente tiene que tener conciencia que su trabajo, dado que éste se proyecta más allá de la rutina diaria del salón de clases. El profesor universitario debe tener conciencia de que su labor revierte para beneficio de la sociedad, que es a la cual se debe realmente toda universidad.
El profesor universitario es un agente de cambio y para ello, debe conocer los nuevos modelos de la sociedad del siglo XXI, en ese proceso de cambio e innovación de los paradigmas que impone la globalización, la cual alcanza a la educación como base fundamental para el progreso y desarrollo de las naciones. Todo ello exige del profesor más y mejores niveles cognitivos. Los vertiginosos cambios que se dan en todos los campos del saber requieren que el profesor universitario esté en consonancia con los adelantos de la ciencia y la tecnología. Aunque es sabido que la responsabilidad de la educación no es exclusiva del profesor, lo cierto es que ésta, en gran medida, recae en él.
La ciencia y la investigación constituyen la base del compromiso de todo profesor universitario que tiene una visión amplia de la necesidad de ofrecer alternativas a la sociedad para enfrentar los retos de la globalización que nos ha tocado vivir. Las instituciones universitarias deben propugnar por dotarse de profesores comprometidos con la investigación como herramienta básica para la producción de conocimientos innovadores que coadyuven a profundizar los diversos saberes.
Las universidades deben poner mayor empeño en mejorar los perfiles del profesor que ingresa a las aulas a impartir conocimientos a nivel superior. Hay que reconocer que la Universidad de Panamá, ha establecido parámetros para seleccionar de manera científica a sus profesores a través del banco de datos y los concursos de cátedras formales.
El proceso de selección científica de los profesores garantiza, en cierta medida, la calidad del docente universitario. Considero que la Universidad de Panamá puede perfeccionar los perfiles del docente universitario y las otras universidades hacer el intento de tomar el ejemplo de la Universidad de Panamá, si realmente se pretende enfrentar las exigencias de la nueva sociedad que requiere de profesionales competentes, con creatividad, emprendedores con un alto nivel de conocimiento en las nuevas herramientas tecnológicas de los distintos campos del conocimiento.
El trabajo del profesor universitario
Retos del siglo XXI.
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