23/6/2005
Por qué, para Popper, una teoría con corroboración no significa avance científico.
Introducción
Introducción
Antes de profundizar cualquier principio propuesto por Karl Popper, se hace tanto necesario como conveniente conocer la historia de este filósofo. Producto típico del siglo XX, testigo de las dos Guerras Mundiales, víctima potencial del nazismo, admirador frustrado del marxismo ruso, natural revisionista de las teorías filosóficas en boga por esos tiempos cuya aplicación no había servido para evitar que Europa estuviera en llamas durante toda su infancia y juventud, era esperable que su inteligencia brillante abriera nuevos caminos del pensamiento.
Karl Popper nació en 1902 en Viena, Austria, en el seno de una familia judía, hijo de un distinguido abogado. Estudió en la Universidad de Viena y se enroló en el marxismo. También trabajó un corto tiempo como obrero manual.
Desilusionado del marxismo se pasó al socialismo, mientras se desempeñaba como profesor de escuela. En 1919 tuvo oportunidad de conocer a Albert Einstein, ya de 40 años, quien lo deslumbró con su teoría de la Relatividad, aún no presentada oficialmente. Con la llegada del nazismo, se mudó a Nueva Zelanda en donde fue profesor de Filosofía.
Su primer libro fue “La Lógica de la Investigación” (1935), publicado cuando tenía 33 años, contiene la mayor parte de sus ideas más importantes sobre Filosofía de la Ciencia.
Durante la guerra, Popper escribió su libro “La sociedad abierta y sus enemigos” (1945), en contra de las ideas políticas de Platón, Hegel y Marx, a los que considera inspiradores del autoritarismo, del totalitarismo y del nazismo por su concepción de que el historicismo puede ser la base para hacer predicciones válidas a partir de patrones uniformes de reiteración.
Al finalizar la guerra, Popper emigró a Inglaterra en donde residió hasta su muerte. Allí fue profesor de Lógica y Metodología de la Ciencia en la Escuela de Economía de Londres, de la que llegó a ser Profesor Emérito.
Escribió numerosos trabajos y ensayos, y fue quien postuló muchas ideas originales, las que fueron expuestas reiterativamente pero que documentaba exhaustivamente. Su estilo literario era directo y vigoroso, cercano al dogmatismo. Esto puede apreciarse notablemente en sus múltiples discusiones con Kuhn.
En 1957 aparece su libro “La miseria del Historicismo”; en 1963 publicó “Conjeturas y refutaciones”, y en 1972 da a conocer “El Conocimiento”, colección de ensayos y comentarios en los que no agrega conceptos nuevos sobre Metodología Científica y Filosofía de la Ciencia.
Luego publicó cinco libros más, que incluyen una autobiografía y otro en colaboración con John Eccles.
En general, Popper inicia su carrera filosófica con una serie de postulados que luego no modifica demasiado con el paso del tiempo. De allí he tomado como hipótesis a demostrar en este trabajo, su oposición clara y enérgica al proceso inductivo como método para aplicar en las Ciencias fácticas y su particular propuesta de que, en esas disciplinas, la corroboración de una teoría no tiene realmente peso en la prueba de su valor de verdad, siendo únicamente la demostración de su no validez en una experiencia lo que define en forma necesaria y suficiente su falsedad.
Karl Popper fallece en 1997 dejando una línea de pensamiento con muchos puntos de oposición a las teorías tradicionales, que estimo merecen analizarse y destacar sus posibles virtudes y errores, labor que seguramente demandará mucho tiempo a través de muchos nuevos filósofos.
Por qué para Popper una teoría con corroboración no significa avance científico
Cuando Popper asistió a la conferencia de Einstein tenía solamente 17 años, pero su ya amplio conocimiento filosófico le permitió comparar el éxito predictivo de las ideas del disertante, alcanzado en condiciones de muy alto riesgo, con las ideas científicas preponderantes en ese momento: la Teoría de la Historia de Marx, la Teoría Psicoanalítica de Freud y la Teoría de la Psicología Individual de Adler.
Según Popper, cuya opinión comparten muchos científicos y filósofos hasta nuestros días, en la Física de Einstein las predicciones se formulaban de tal manera que la opción de no cumplirse era real. En las otras Teorías de principios de siglo había una explicación tanto para cuando se cumplían como para cuando no se cumplían, incluyendo hasta sus propias contradicciones. Por lo tanto no podían ser sometidas a ningún tipo de prueba experimental que realmente las avalara o las refutara.
Por tanto, Popper propuso que la manera de diferenciar la ciencia verdadera de las seudociencias es que la primera está constituida por teorías que pueden ser demostradas falsas poniendo a prueba sus predicciones, es decir, pueden ser confirmadas o rebatidas por experiencias, mientras que las seudociencias no son refutables.
En conclusión, Popper dice que “la irrefutabilidad de una teoría científica no es una virtud sino un vicio, ya que la identifica como seudocientífica”. (1)
Fundamentos
La obra política de Popper es en realidad una aplicación política de sus ideas epistemológicas sobre la falsabilidad y crítica del conocimiento. Su conocimiento “objetivo” se opone al conocimiento “subjetivo” tradicional. No se fundamenta en la certeza de las hipótesis sino en el crecimiento mismo de la ciencia.
Toda hipótesis debe permitir, según Popper, ser sometida a prueba para demostrar su veracidad o falsedad. En realidad, su eje central es el “refutacionismo” que establece una demarcación entre lo que es científico y lo que no lo es.
Para definir mejor el concepto de “falsación” de este pensador, podemos decir que consiste que si conseguimos demostrar con la experiencia que un enunciado observable es falso, se puede deducir (modus tollens) que la proposición universal es falsa.
Una teoría es entonces “científica” cuando es contrastable y refutable. Por tanto, la propia teoría que expone Popper es, según él, científica porque es contrastable y refutable.
Además, una teoría científica será verdaderamente significativa solamente si es en principio incompatible con algunos fenómenos observables (no se cumple siempre).
Una conjetura será siempre una conjetura, aunque esté corroborada, puesto que esta corroboración no es necesariamente perfecta, como tampoco su “falsación” lo es.
Estos conceptos popperianos llevan a una nueva concepción de “ciencia” y de “teoría científica”, haciendo a éstas más ampliamente racionales.
El científico debe ser audaz para reemplazar viejas teorías que no reflejen la realidad para entonces proponer nuevas teorías. Debe ser resignado para aceptar la refutación que se hará a sus nuevas teorías. Debe ser indulgente para aceptar que ha cometido errores.
Es el primitivo procedimiento “ensayo-error”. Entonces el aprendizaje se convierte en proceso continuo, interminable, que avanza por aproximaciones sucesivas a una verdad inalcanzable.
Popper dijo: “Los falsacionistas preferimos resolver los problemas mediante una conjetura audaz aunque pronto resulte falsada porque es la manera en que podemos aprender de nuestros errores; y al descubrir que nuestra conjetura era falsa habremos aprendido mucho sobre la verdad y habremos llegado más cerca de ella.” (2)
“Conjeturas atrevidas más crítica libre (o discusión crítica)” fue el método propuesto por Popper para ir acercándose a la verdad.
En el racionalismo crítico, esa crítica se realizaba por medios lingüísticos (argumentos y contrastaciones). En cambio, el falsacionismo reconoce las limitaciones de la inducción (de alguna forma, las limitaciones de la mente humana) y señala que la observación debe subordinarse a la teoría.
La reiteración de secuencias de fenómenos había llevado a pensadores como Hume, Mill y los positivistas, a estimar que el proceso inductivo era el mejor camino para la lógica racional. Además, había logrado gran popularidad por estimarse que la ciencia era el producto de ese proceso inductivo. Popper aparece con su idea revolucionaria del falsacionismo y de la imposibilidad de llegar a verdades mediante la inducción, ya que, según él, sólo genera conjeturas que pueden o no ser de alguna forma verdaderas.
La inducción nos lleva de lo particular a lo general, y, necesariamente, la proposición general no es segura, sino solamente conjetural. Popper considera que no está justificado el camino inductivo hacia proposiciones generales basadas en casos particulares, porque producen múltiples teorías cada una con un grado diferente de probabilidad. Así no se produce ningún progreso en el conocimiento.
En su trabajo “La Lógica de la Investigación Científica”, claramente indica desde el comienzo que todos sus análisis estarán encaminados a demostrar la inutilidad de intentar apoyarse en una lógica inductiva para avanzar en el desarrollo científico:
“La teoría que desarrollaremos en las páginas que siguen se opone directamente a todos los intentos de apoyarse en las ideas de una lógica inductiva. Podría describírsela como la teoría del método deductivo de contrastar, o como la opinión de que una hipótesis sólo puede contrastarse empíricamente - y únicamente después de que ha sido formulada.” (3)
Los pasos correctos serían, para él: 1) formular una teoría o hipótesis relativamente general en base a enunciados que llama “básicos”, y 2) contrastar sus proposiciones particulares mediante la experiencia utilizando el proceso deductivo, intentando demostrar su falsedad antes que su veracidad:
“… Hay que entender que el sistema de los enunciados básicos (tal como empleo yo este término) incluye todos enunciados singulares coherentes dotados de cierta forma lógica: como si dijéramos, todos los enunciados singulares de hechos. Así pues, el sistema de todos los enunciados básicos contendrá muchos incompatibles entre sí.” (4)
Entonces, ¿cómo, según Popper, se avanza en el conocimiento de una verdad? Descartando teorías refutadas por medio del razonamiento deductivo (de lo general a lo particular), que asegura conclusiones seguras o necesarias, a favor o en contra de la teoría propuesta. Es decir, no debe apuntarse el esfuerzo a la confirmación de una teoría sino a la demostración de su falsedad.
Debe distinguirse entre “refutable” y “refutado”. Si un concepto es refutable es científico y persiste mientras no sea refutado. En cambio, si un concepto ha sido “refutado” ya ha sido descartado del cuerpo de la ciencia.
Un buen científico es el primero que pone a prueba su teoría mediante permanentes ataques a su confiabilidad. Si logra refutarla, esa teoría deja de ser. Debe dudar permanentemente, pero sin convertirse en escéptico pues entonces juzgaría inalcanzable el conocimiento. Debe dudar permanentemente pero no como método (Descartes) sino sabiendo que cada duda generará nuevas dudas, porque el conocimiento no es nunca total.
Conclusión
Desde que Karl Popper, relevante exponente de la Epistemología, publicara en Austria su trabajo “La Lógica de la Investigación Científica” en 1934, pone énfasis en el que llama “criterio de demarcación”, y la visión acerca de las teorías y su carácter científico comienza a apartarse de los caminos tradicionales inductivistas.
Como hemos visto, su pensamiento modifica el valor que tradicionalmente se otorgaba a ese proceso de lo particular a lo universal, aseverando que no por ser consideradas válidas las premisas particulares se puede considerar válida la premisa universal, a la que considera una simple conjetura que debe ser sometida a prueba. Y afirma sarcásticamente que la validez de la inducción como proceso develador de verdades solamente puede demostrarse utilizando para ello la propia inducción, lo que establece un círculo vicioso:
“Por tanto, cae por su base el intento de fundamentar el principio de inducción en la experiencia, ya que lleva, inevitablemente, a una regresión infinita.” (5)
En todas la ciencias empíricas, es decir, resultantes de la experiencia real (todas las ciencias excepto la Matemática y la Lógica) siempre está dada la posibilidad de intentar descubrir, para lo cual debe insertarse el individuo potencialmente descubridor en un cierto contexto psicosocial.
No hay método, según Popper, para decir cómo se descubre una teoría o hipótesis. Todo el proceso tiene un componente irracional que lleva a un individuo a no adaptarse a la realidad existente sino a pretender avanzar hacia una supuesta o intuida nueva realidad:
“… no existe en absoluto, un método lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica del proceso. Puede expresarse mi parecer diciendo que todo descubrimiento contiene ‘un elemento irracional’ o ‘una intuición creadora’ en el sentido de Bergson.” (6)
Una hipótesis cualquiera puede considerarse científica solamente cuando puede ser probada como verdadera o falsa. Más aún, probarla como verdadera no asegura realmente que lo sea, pues futuras investigaciones pueden determinar que no lo es, en tanto que sí será falsa si se la prueba como falsa.
Estimo que tanto por lo expresado por este epistemólogo como por los análisis posteriores realizados por muchos otros filósofos que he someramente incluido aquí, no cabe duda de que la visión falsacionista, ampliamente difundida en la actualidad, reivindica la potencialidad de la deducción sobre la inducción.
Referencias
(1) Popper, H. Citado en Popper –de Raquel del Coso - Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
(2) Popper, H. Citado en Popper –de Raquel del Coso - Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
(3) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 30).
(4) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 81)
(5) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 29).
(6) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 31).
Bibliografía consultada
Benbenaste, Narciso et Col. – “Investigación en Ciencias Sociales” – 1ª Edición - Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2004.
del Coso, Raquel – “Popper” – Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
“Karl R. Popper” – Ciencia – Omega ILCE -Volumen 3 – VII.5 – México, 2003 (sitio en Internet).
Popper, Karl R. – “Conjeturas y refutaciones” – Editorial Paidos, Barcelona, 1994.
Popper, Karl R. – “Conocimiento objetivo” – Editorial Tecnos, Madrid, 1982.
Popper, Karl R. - “La lógica de la investigación científica” –– Editorial Tecnos, Madrid, 1982.
Popper, Karl R. – “La miseria del historicismo” – Editorial Alianza-Tauros, Madrid, 1981.
Popper, Karl R. – “La responsabilidad de vivir” – Editorial Paidos, Barcelona, 1995.
Bibliografía recomendada
Barragán Linares, Hernando – “Epistemología” – Universidad de Santo Tomás – Bogotá, 1988.
Dancy, Jonathan – “Introducción a la Epistemología contemporánea” – Editorial Tecnos, Madrid, 1983.
Einstein, Albert – “Sobre la Teoría de la Relatividad” – Editorial Sarpe, Madrid 1983.
García Duque, Carlos Emilio – “Introducción a la lectura de Popper” – Cuadernos Filosóficos Nro. 11 – Universidad de Caldas, Manizales, 2001.
Kuhn, Thomas S. – “La estructura de las revoluciones científicas” – Fondo de Cultura Económica, Santafé de Bogotá, 1992.
Lakatos, Imre – “La metodología de los programas de investigación” – Alianza Editorial, Madrid, 1983.
Karl Popper nació en 1902 en Viena, Austria, en el seno de una familia judía, hijo de un distinguido abogado. Estudió en la Universidad de Viena y se enroló en el marxismo. También trabajó un corto tiempo como obrero manual.
Desilusionado del marxismo se pasó al socialismo, mientras se desempeñaba como profesor de escuela. En 1919 tuvo oportunidad de conocer a Albert Einstein, ya de 40 años, quien lo deslumbró con su teoría de la Relatividad, aún no presentada oficialmente. Con la llegada del nazismo, se mudó a Nueva Zelanda en donde fue profesor de Filosofía.
Su primer libro fue “La Lógica de la Investigación” (1935), publicado cuando tenía 33 años, contiene la mayor parte de sus ideas más importantes sobre Filosofía de la Ciencia.
Durante la guerra, Popper escribió su libro “La sociedad abierta y sus enemigos” (1945), en contra de las ideas políticas de Platón, Hegel y Marx, a los que considera inspiradores del autoritarismo, del totalitarismo y del nazismo por su concepción de que el historicismo puede ser la base para hacer predicciones válidas a partir de patrones uniformes de reiteración.
Al finalizar la guerra, Popper emigró a Inglaterra en donde residió hasta su muerte. Allí fue profesor de Lógica y Metodología de la Ciencia en la Escuela de Economía de Londres, de la que llegó a ser Profesor Emérito.
Escribió numerosos trabajos y ensayos, y fue quien postuló muchas ideas originales, las que fueron expuestas reiterativamente pero que documentaba exhaustivamente. Su estilo literario era directo y vigoroso, cercano al dogmatismo. Esto puede apreciarse notablemente en sus múltiples discusiones con Kuhn.
En 1957 aparece su libro “La miseria del Historicismo”; en 1963 publicó “Conjeturas y refutaciones”, y en 1972 da a conocer “El Conocimiento”, colección de ensayos y comentarios en los que no agrega conceptos nuevos sobre Metodología Científica y Filosofía de la Ciencia.
Luego publicó cinco libros más, que incluyen una autobiografía y otro en colaboración con John Eccles.
En general, Popper inicia su carrera filosófica con una serie de postulados que luego no modifica demasiado con el paso del tiempo. De allí he tomado como hipótesis a demostrar en este trabajo, su oposición clara y enérgica al proceso inductivo como método para aplicar en las Ciencias fácticas y su particular propuesta de que, en esas disciplinas, la corroboración de una teoría no tiene realmente peso en la prueba de su valor de verdad, siendo únicamente la demostración de su no validez en una experiencia lo que define en forma necesaria y suficiente su falsedad.
Karl Popper fallece en 1997 dejando una línea de pensamiento con muchos puntos de oposición a las teorías tradicionales, que estimo merecen analizarse y destacar sus posibles virtudes y errores, labor que seguramente demandará mucho tiempo a través de muchos nuevos filósofos.
Por qué para Popper una teoría con corroboración no significa avance científico
Cuando Popper asistió a la conferencia de Einstein tenía solamente 17 años, pero su ya amplio conocimiento filosófico le permitió comparar el éxito predictivo de las ideas del disertante, alcanzado en condiciones de muy alto riesgo, con las ideas científicas preponderantes en ese momento: la Teoría de la Historia de Marx, la Teoría Psicoanalítica de Freud y la Teoría de la Psicología Individual de Adler.
Según Popper, cuya opinión comparten muchos científicos y filósofos hasta nuestros días, en la Física de Einstein las predicciones se formulaban de tal manera que la opción de no cumplirse era real. En las otras Teorías de principios de siglo había una explicación tanto para cuando se cumplían como para cuando no se cumplían, incluyendo hasta sus propias contradicciones. Por lo tanto no podían ser sometidas a ningún tipo de prueba experimental que realmente las avalara o las refutara.
Por tanto, Popper propuso que la manera de diferenciar la ciencia verdadera de las seudociencias es que la primera está constituida por teorías que pueden ser demostradas falsas poniendo a prueba sus predicciones, es decir, pueden ser confirmadas o rebatidas por experiencias, mientras que las seudociencias no son refutables.
En conclusión, Popper dice que “la irrefutabilidad de una teoría científica no es una virtud sino un vicio, ya que la identifica como seudocientífica”. (1)
Fundamentos
La obra política de Popper es en realidad una aplicación política de sus ideas epistemológicas sobre la falsabilidad y crítica del conocimiento. Su conocimiento “objetivo” se opone al conocimiento “subjetivo” tradicional. No se fundamenta en la certeza de las hipótesis sino en el crecimiento mismo de la ciencia.
Toda hipótesis debe permitir, según Popper, ser sometida a prueba para demostrar su veracidad o falsedad. En realidad, su eje central es el “refutacionismo” que establece una demarcación entre lo que es científico y lo que no lo es.
Para definir mejor el concepto de “falsación” de este pensador, podemos decir que consiste que si conseguimos demostrar con la experiencia que un enunciado observable es falso, se puede deducir (modus tollens) que la proposición universal es falsa.
Una teoría es entonces “científica” cuando es contrastable y refutable. Por tanto, la propia teoría que expone Popper es, según él, científica porque es contrastable y refutable.
Además, una teoría científica será verdaderamente significativa solamente si es en principio incompatible con algunos fenómenos observables (no se cumple siempre).
Una conjetura será siempre una conjetura, aunque esté corroborada, puesto que esta corroboración no es necesariamente perfecta, como tampoco su “falsación” lo es.
Estos conceptos popperianos llevan a una nueva concepción de “ciencia” y de “teoría científica”, haciendo a éstas más ampliamente racionales.
El científico debe ser audaz para reemplazar viejas teorías que no reflejen la realidad para entonces proponer nuevas teorías. Debe ser resignado para aceptar la refutación que se hará a sus nuevas teorías. Debe ser indulgente para aceptar que ha cometido errores.
Es el primitivo procedimiento “ensayo-error”. Entonces el aprendizaje se convierte en proceso continuo, interminable, que avanza por aproximaciones sucesivas a una verdad inalcanzable.
Popper dijo: “Los falsacionistas preferimos resolver los problemas mediante una conjetura audaz aunque pronto resulte falsada porque es la manera en que podemos aprender de nuestros errores; y al descubrir que nuestra conjetura era falsa habremos aprendido mucho sobre la verdad y habremos llegado más cerca de ella.” (2)
“Conjeturas atrevidas más crítica libre (o discusión crítica)” fue el método propuesto por Popper para ir acercándose a la verdad.
En el racionalismo crítico, esa crítica se realizaba por medios lingüísticos (argumentos y contrastaciones). En cambio, el falsacionismo reconoce las limitaciones de la inducción (de alguna forma, las limitaciones de la mente humana) y señala que la observación debe subordinarse a la teoría.
La reiteración de secuencias de fenómenos había llevado a pensadores como Hume, Mill y los positivistas, a estimar que el proceso inductivo era el mejor camino para la lógica racional. Además, había logrado gran popularidad por estimarse que la ciencia era el producto de ese proceso inductivo. Popper aparece con su idea revolucionaria del falsacionismo y de la imposibilidad de llegar a verdades mediante la inducción, ya que, según él, sólo genera conjeturas que pueden o no ser de alguna forma verdaderas.
La inducción nos lleva de lo particular a lo general, y, necesariamente, la proposición general no es segura, sino solamente conjetural. Popper considera que no está justificado el camino inductivo hacia proposiciones generales basadas en casos particulares, porque producen múltiples teorías cada una con un grado diferente de probabilidad. Así no se produce ningún progreso en el conocimiento.
En su trabajo “La Lógica de la Investigación Científica”, claramente indica desde el comienzo que todos sus análisis estarán encaminados a demostrar la inutilidad de intentar apoyarse en una lógica inductiva para avanzar en el desarrollo científico:
“La teoría que desarrollaremos en las páginas que siguen se opone directamente a todos los intentos de apoyarse en las ideas de una lógica inductiva. Podría describírsela como la teoría del método deductivo de contrastar, o como la opinión de que una hipótesis sólo puede contrastarse empíricamente - y únicamente después de que ha sido formulada.” (3)
Los pasos correctos serían, para él: 1) formular una teoría o hipótesis relativamente general en base a enunciados que llama “básicos”, y 2) contrastar sus proposiciones particulares mediante la experiencia utilizando el proceso deductivo, intentando demostrar su falsedad antes que su veracidad:
“… Hay que entender que el sistema de los enunciados básicos (tal como empleo yo este término) incluye todos enunciados singulares coherentes dotados de cierta forma lógica: como si dijéramos, todos los enunciados singulares de hechos. Así pues, el sistema de todos los enunciados básicos contendrá muchos incompatibles entre sí.” (4)
Entonces, ¿cómo, según Popper, se avanza en el conocimiento de una verdad? Descartando teorías refutadas por medio del razonamiento deductivo (de lo general a lo particular), que asegura conclusiones seguras o necesarias, a favor o en contra de la teoría propuesta. Es decir, no debe apuntarse el esfuerzo a la confirmación de una teoría sino a la demostración de su falsedad.
Debe distinguirse entre “refutable” y “refutado”. Si un concepto es refutable es científico y persiste mientras no sea refutado. En cambio, si un concepto ha sido “refutado” ya ha sido descartado del cuerpo de la ciencia.
Un buen científico es el primero que pone a prueba su teoría mediante permanentes ataques a su confiabilidad. Si logra refutarla, esa teoría deja de ser. Debe dudar permanentemente, pero sin convertirse en escéptico pues entonces juzgaría inalcanzable el conocimiento. Debe dudar permanentemente pero no como método (Descartes) sino sabiendo que cada duda generará nuevas dudas, porque el conocimiento no es nunca total.
Conclusión
Desde que Karl Popper, relevante exponente de la Epistemología, publicara en Austria su trabajo “La Lógica de la Investigación Científica” en 1934, pone énfasis en el que llama “criterio de demarcación”, y la visión acerca de las teorías y su carácter científico comienza a apartarse de los caminos tradicionales inductivistas.
Como hemos visto, su pensamiento modifica el valor que tradicionalmente se otorgaba a ese proceso de lo particular a lo universal, aseverando que no por ser consideradas válidas las premisas particulares se puede considerar válida la premisa universal, a la que considera una simple conjetura que debe ser sometida a prueba. Y afirma sarcásticamente que la validez de la inducción como proceso develador de verdades solamente puede demostrarse utilizando para ello la propia inducción, lo que establece un círculo vicioso:
“Por tanto, cae por su base el intento de fundamentar el principio de inducción en la experiencia, ya que lleva, inevitablemente, a una regresión infinita.” (5)
En todas la ciencias empíricas, es decir, resultantes de la experiencia real (todas las ciencias excepto la Matemática y la Lógica) siempre está dada la posibilidad de intentar descubrir, para lo cual debe insertarse el individuo potencialmente descubridor en un cierto contexto psicosocial.
No hay método, según Popper, para decir cómo se descubre una teoría o hipótesis. Todo el proceso tiene un componente irracional que lleva a un individuo a no adaptarse a la realidad existente sino a pretender avanzar hacia una supuesta o intuida nueva realidad:
“… no existe en absoluto, un método lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica del proceso. Puede expresarse mi parecer diciendo que todo descubrimiento contiene ‘un elemento irracional’ o ‘una intuición creadora’ en el sentido de Bergson.” (6)
Una hipótesis cualquiera puede considerarse científica solamente cuando puede ser probada como verdadera o falsa. Más aún, probarla como verdadera no asegura realmente que lo sea, pues futuras investigaciones pueden determinar que no lo es, en tanto que sí será falsa si se la prueba como falsa.
Estimo que tanto por lo expresado por este epistemólogo como por los análisis posteriores realizados por muchos otros filósofos que he someramente incluido aquí, no cabe duda de que la visión falsacionista, ampliamente difundida en la actualidad, reivindica la potencialidad de la deducción sobre la inducción.
Referencias
(1) Popper, H. Citado en Popper –de Raquel del Coso - Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
(2) Popper, H. Citado en Popper –de Raquel del Coso - Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
(3) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 30).
(4) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 81)
(5) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 29).
(6) Popper, H. (1934), La Lógica de la Investigación Científica (Editorial Tecnos, Madrid, 1980, p. 31).
Bibliografía consultada
Benbenaste, Narciso et Col. – “Investigación en Ciencias Sociales” – 1ª Edición - Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2004.
del Coso, Raquel – “Popper” – Apunte sin mención de editorial, fecha ni lugar de publicación.
“Karl R. Popper” – Ciencia – Omega ILCE -Volumen 3 – VII.5 – México, 2003 (sitio en Internet).
Popper, Karl R. – “Conjeturas y refutaciones” – Editorial Paidos, Barcelona, 1994.
Popper, Karl R. – “Conocimiento objetivo” – Editorial Tecnos, Madrid, 1982.
Popper, Karl R. - “La lógica de la investigación científica” –– Editorial Tecnos, Madrid, 1982.
Popper, Karl R. – “La miseria del historicismo” – Editorial Alianza-Tauros, Madrid, 1981.
Popper, Karl R. – “La responsabilidad de vivir” – Editorial Paidos, Barcelona, 1995.
Bibliografía recomendada
Barragán Linares, Hernando – “Epistemología” – Universidad de Santo Tomás – Bogotá, 1988.
Dancy, Jonathan – “Introducción a la Epistemología contemporánea” – Editorial Tecnos, Madrid, 1983.
Einstein, Albert – “Sobre la Teoría de la Relatividad” – Editorial Sarpe, Madrid 1983.
García Duque, Carlos Emilio – “Introducción a la lectura de Popper” – Cuadernos Filosóficos Nro. 11 – Universidad de Caldas, Manizales, 2001.
Kuhn, Thomas S. – “La estructura de las revoluciones científicas” – Fondo de Cultura Económica, Santafé de Bogotá, 1992.
Lakatos, Imre – “La metodología de los programas de investigación” – Alianza Editorial, Madrid, 1983.
No hay comentarios:
Publicar un comentario